En el informe se destaca hasta qué punto las distintas dimensiones del bienestar y las carencias se cruzan entre sí en la vida de las mujeres y las niñas. Una niña que nace en un hogar pobre y es forzada a un matrimonio precoz, por ejemplo, tiene más probabilidades de abandonar la escuela, dar a luz a temprana edad, sufrir complicaciones durante el parto y padecer violencia, situaciones que se busca erradicar a través de los ODS, que una niña de un hogar con mayores ingresos que contrae matrimonio a una edad más tardía.
El informe también va más allá de los promedios nacionales para develar las profundas brechas que existen entre las mujeres y las niñas, quienes, incluso en un mismo país, viven en mundos completamente distintos en función de sus niveles de ingresos, factores como la raza o la etnia o el lugar donde habitan. En los Estados Unidos, los índices de pobreza entre las mujeres negras y de los pueblos indígenas de Norteamérica y Alaska son más de dos veces más altos que los de las mujeres blancas y asiáticas. Al mismo tiempo, se registran disparidades igualmente impactantes en la esfera de la educación. El 38 por ciento de las mujeres hispanas del quintil de ingresos más bajo no completaron la enseñanza secundaria, mientras que el promedio nacional es del 10 por ciento. A través de otros estudios de caso y conjuntos de datos, el informe analiza a profundidad la situación en Colombia, Nigeria, Pakistán, Sudáfrica y Uruguay.
Asimismo, el informe ofrece un amplio rango de recomendaciones para lograr los cambios necesarios, con énfasis en cuatro ejes de acción clave.
Fuente: ágorarsc