El turismo se ha convertido en uno de los sectores de más rápido crecimiento y expansión. Uno de los desafíos de mayor relevancia en la actualidad es lograr modelos turísticos sostenibles que permitan configurar “productos sostenibles”.
El turismo se entiende como un sistema complejo formado por visitantes, población residente, territorio y patrimonio, atendiendo a un planteamiento integrador en el que la variable ambiental deberá conjugarse con las restantes variables de la sostenibilidad, las sociales, las culturales, las económicas, las institucionales y las propiamente éticas de los productores y consumidores de servicios turísticos.
Una mejora en la excelencia turística que resulte en productos y experiencias de calidad y sostenibles, generará un incremento de la demanda y un aumento de los ingresos, al poder ajustarse al alza los precios dado que se incrementa el precio que están dispuestos a soportar los consumidores.
Hasta hace poco era complejo establecer las variables exactas que repercuten en la sostenibilidad de un destino o de una entidad, con la Cumbre de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y el establecimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible a alcanzar en el marco de la Agenda 2030, ahora existen magnitudes que determinan la sostenibilidad mucho más específicas y consensuadas. Estos Objetivos de Desarrollo Sostenible, pueden y deben ser medidos como herramienta de cálculo de la sostenibilidad de un destino o de una entidad, y es en relación con esta visión que el Instituto de Turismo Responsable creó el denominado Sistema de Turismo Responsable (STR), el cual es reconocido públicamente mediante el Sello de sostenibilidad BIOSPHERE.
El Sello BIOSPHERE, que actualmente poseen destinos como Barcelona , es una metodología, voluntaria e independiente y tiene el atractivo de establecer no sólo requerimientos de calidad, sino de además incluir tanto los criterios de sostenibilidad establecidos en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible como las principales directrices emanadas de la Cumbre del Clima de París. También, por supuesto, la responsabilidad social, la conservación de los bienes culturales, la satisfacción de las expectativas de los turistas sobre el destino, el aumento de la calidad de vida de la población de acogida, etc., son variables tenidas en cuenta y ponderadas por la certificación.
El Sistema de Turismo Responsable no pretende sustituir o establecer modelos sobre la gestión en los destinos o establecimientos adheridos, sino apoyar y promover los cambios precisos en los establecimientos, con el fin de que éstos orienten su actividad hacia formas más consecuentes con la protección del medio ambiente y el desarrollo sostenible. El sistema busca conseguir un destino, producto o empresa turística sostenible y diferenciada que suponga una garantía de valor añadido al visitante.
Fuente: ambientum