Las mujeres a nivel mundial continúan ganando un 23% menos que los hombres en el mercado de trabajo por el mismo empleo, por término medio, según datos de Naciones Unidas. Dicho de otra forma, el género femenino cobra 77 centavos por cada dólar que ganan los hombres.
La diferencia salarial de género se calcula a través de la brecha salarial, un indicador que da información acerca de las diferencias entre el salario de un hombre y una mujer en el mercado laboral, frecuentemente expresada como un porcentaje sobre el salario de los hombres.
Naciones Unidas, a través del quinto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) adoptados en 2015 por los Estados miembro en la Agenda 2030 acordaron “lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”.
No se puede renunciar a lograr la meta de igualdad de género a la hora de conseguir otros avances sociales y económicos, y António Guterres, Secretario general de las Organización de las Naciones Unidas, asegura que si las mujeres pudieran participar en la economía en igualdad de condiciones con los hombres, el PIB mundial podría aumentar un 26 %.
La brecha salarial es resultado de varias causas, según señala Phumzile Mlambo-Ngcuka, Directora ejecutiva de ONU Mujeres, “en muchos países los hombres reciben un salario más alto en función de los hijos que tengan. En cambio, cuando una mujer anuncia que va a ser madre, eso supone que va a cobrar mucho menos dinero”.
Con el actual funcionamiento del mercado laboral, Naciones Unidas prevé que equilibrar los sueldos entre hombres y mujeres llevará un periodo de setenta años. Para acelerar el proceso, entre las metas del quinto objetivo de desarrollo sostenible se incluye asegurar la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades de liderazgo a todos los niveles decisorios en la vida política, económica y pública.
Reino Unido es el último ejemplo de lucha contra la brecha salarial. Desde abril de 2018, las empresas del país con más de 250 empleados deben publicar su brecha salarial y, lo más importante y novedoso, reportar las medidas a implantar para reducir la dicha desigualdad. De este modo, Reino Unido se suma así a otros países como Islandia o Alemania que han tomado medidas para obligar a las empresas a hacer un ejercicio de transparencia salarial.
Según la OIT (Organización Internacional del Trabajo) existen una serie de políticas que las organizaciones pueden poner en práctica para reducir la brecha salarial. En primer lugar, hay tres áreas de actuación que son clave: la contratación, la promoción y la remuneración.
La OIT recomienda registrar la contratación, la capacitación y las promociones de todos los empleados, así como su evolución dentro de la empresa. De la misma forma, se insta a crear programas igualitarios de promoción para los trabajadores de ambos sexos. Respecto a la remuneración, se aboga por basar ésta en función de las competencias, las calificaciones y la experiencia de los empleados.
Otras iniciativas enfocadas a reducir la brecha salarial entre hombres y mujeres se centran en la designación de un responsable interno en materia de igualdad, en formar a los trabajadores, en crear programas de reclamación por desigualdad y en tratar cada caso de manera individual para decidir si la discriminación responde a un requisito inherente a la tarea a desempeñar.
Fuente: sostenibilidad