Hace un par de meses leía en una página de un diario internet un encabezado de noticia me motivó a escribir este artículo: El ‘timo de la indigestión’ con el que cada vez más británicos pagan sus vacaciones en España.
La noticia llamó mi atención por las siguientes cifras:
“Las falsas reclamaciones por intoxicaciones alimentarias en los hoteles se han disparado hasta un 700% en el último año”.
"Casi el 70% de las reclamaciones son fraudulentas o grises, en las que el cliente sí estuvo enfermo pero su patología no tenía relación con la comida y bebida del hotel".
El mecanismo de fraude es simple, el turista viaja, con un touroperador, a cualquier zona turística, se hospeda en un hotel donde desayuna, come y cena durante su estancia. Al regresar al Reino Unido y a través de un despacho de abogados, expertos en consumo, presenta su reclamación contra el touroperador, alegando que la comida en el hotel le produjo una intoxicación alimentaria. La normativa de consumo británica actual no precisa apenas de pruebas por parte del reclamante, que no tiene que presentar ni siquiera un parte médico y puede alegar hasta tres años después del suceso. Ante la imposibilidad del touroperador para probar que el cliente no se puso enfermo y para evitar los gastos de un costoso litigio judicial posterior, la empresa termina pagando una indemnización al reclamante, que finalmente ve cómo el coste de sus vacaciones regresa a su cuenta bancaria.
Ante estos hechos, se ha vuelto necesario implementar Sistemas de Inocuidad en los hoteles que cumplan, con las normativas de higiene, calidad e inocuidad alimentaria.
Los Sistemas de Inocuidad Alimentaria, toman un papel fundamental para garantizar la inocuidad de los alimentos al consumidor y aumentar la confianza en los productos que consumimos. Además de garantizar la inocuidad, la implementación de Sistemas de Inocuidad aporta otros beneficios a la organización, como:
Las empresas que deciden implantar un Sistema de Inocuidad, como HACCP, o incluso un sistema más avanzado, alineado a la GFSI, tienden a ser más proactivas y no reactivas, preparándose a corto, mediano y largo plazo.
Decidirse, pues, a implementar un Sistema de Inocuidad Alimentaria es cuestión de motivación: Mejorar la inocuidad de sus productos, mejorar la eficiencia, crear una cultura de inocuidad, mejorar la imagen de las empresas, refuerzo de la ventaja competitiva respecto a los competidores, incluso reducir el número de quejas.
Jorge Gallardo Quiroz
Responsable del Área de Seguridad Alimentaria
Central México INTEDYA