Todo estábamos expectantes ante la publicación del nuevo Paquete de Economía Circular de la Comisión Europea. Y la verdad es que el documento, difundido el pasado dos de diciembre, no ha defraudado, entre otros motivos porque propone una hoja de ruta ambiciosa, transversal y con una auténtica vocación por colaborar en la transformación de los actuales sistemas productivos, de consumo y de gestión de los residuos.
Sin duda, este paquete de medidas será clave para colocar a Europa en la vanguardia de una nueva economía basada en la innovación, el empleo verde, la protección del medio ambiente y los procesos sostenibles que entienden el residuo como un recurso - que ha de convertirse en nueva materia prima- una vez haya finalizado su ciclo de vida útil (prevención, reutilización y reciclado).
La propuesta de alcanzar un 65% de reciclaje en el conjunto de los residuos y un 75% concretamente para los residuos de envases no sólo es una buena meta, sino que resulta necesaria y asumible, dado que este Paquete de Economía Circular apuesta claramente por la recogida selectiva como el sistema más adecuado y eficiente para llegar a dichos objetivos. No obstante, los objetivos globales que incorporaba el primer borrador de la Comisión Europea de este paquete en junio de 2014 eran más ambiciosos y que se podrían haber mantenido, demostrando así una mayor exigencia en cuanto a la gestión de los residuos para los próximos años.
La recogida selectiva y el reciclado son el único camino posible si realmente queremos transformar el modelo de economía lineal (“usar y tirar”) al de economía circular. Por ello, nos parece muy adecuada la propuesta incorporada para que los materiales que proceden de la recogida selectiva no terminen en ningún caso en el vertedero. Sin duda, esta visión, junto con la apuesta por la innovación y la tecnología como palanca del cambio de modelo, son aspectos muy destacables de esta iniciativa de la Comisión.
También este paquete de medidas hace un reconocimiento y una apuesta clara por el modelo de Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP) como una herramienta necesaria e imprescindible para alcanzar los porcentajes de reciclado que antes mencionaba. Está más que demostrado que La RAP es un instrumento muy efectivo como palanca para incrementar las tasa de reciclado. Por ello, es necesario que ahora este modelo se extienda a una mayor cantidad de flujos de residuos, dado que no podremos alcanzar los objetivos fijados si solo nos centramos en el reciclaje de envases. Es tiempo de sumar. Todos los flujos deben hacer sus deberes para, entre todos, construir la sociedad del reciclado.
Finalmente, me gustaría destacar el hecho de que el Paquete de medidas también deja clara la necesidad de que todos manejemos estadísticas comunes, compartidas, homologables y fiables, algo totalmente necesario para establecer estrategias acertadas en materia de gestión de los residuos. Sin una buena información y diagnóstico resultaría más complicado sumar esfuerzos, y por ello nos parece muy interesante la propuesta de contar con un único método de cálculo que evite cruzar estadísticas que no son comparables.
Se abre un tiempo nuevo para la gestión de los residuos en Europa, cuyo camino nos llevará a protagonizar una mejora ambiental y la lucha contra el cambio climático y otro tipo de crisis ecológicas que, hoy en día, están penalizando el bienestar de las generaciones venideras. El acuerdo firmado por cerca de 200 gobiernos en la reciente COP21 de París nos demuestra que sí es posible ponerse metas comunes y vinculantes para combatir el cambio climático, pero a la postre será la ciudadanía quien, con su empuje y observancia, deberá velar para que los compromisos lleguen a buen puerto.
Fuente:ecoembes.com