Pocos temas ocupan tanto espacio en las agendas de los dirigentes empresariales como la ética y la responsabilidad social empresarial. En cualquier entrevista, informe de gestión o memoria, hablar de la importancia que tiene ser ético y socialmente responsable es obligatorio y el tono utilizado parece garantizar que uno cree lo que dice. ¿Por qué, siendo esto así, la realidad es “con llegar a fin de mes me vale”, “bastante tengo con pagar a mis trabajadores” o “con lo que tengo encima que me vengan a hablar de esas cosas”?
Un directivo responsable es “aquel que, teniendo a su cargo la dirección y vigilancia de una organización empresarial, pone cuidado, atención y responde por la creación de valor para sus legítimos propietarios”.
La cuestión es si, cuando se desarrollan operaciones internacionales, se puede crear valor para los legítimos propietarios, poniendo cuidado, atención y respondiendo por ello, a espaldas de un buen comportamiento ético o a espaldas de las expectativas de aquellos grupos que se ven afectados por las operaciones de la empresa, es decir, de los stakeholders de la misma.
La experiencia muestra que eso no es posible y que cuando un empresario no atiende las expectativas de sus stakeholders lo que consigue únicamente es destruir valor en la compañía.
Por “buen gobierno” entendemos el conjunto de estilos, estructuras, administración, tomas de decisión y sistemas que conforman una organización. Esta área de la responsabilidad va desde el gobierno corporativo puro, aquel que dirige su atención al universo de relaciones existente entre la propiedad (los accionistas), la administración (el Consejo) y la gestión (alta gerencia), hasta el buen gobierno en la toma de decisión de inversiones éticas, la lucha contra el fraude o el respeto a la soberanía nacional.
- Foco internacional. Una empresa que sale al exterior debe ser particularmente cuidadosa con aquellos aspectos que tienen que ver con la sensibilidad local. En numerosas ocasiones, compañías españolas que han aterrizado en América Latina, especialmente durante los últimos años, han sentido el rechazo de clientes o socios del lugar al no establecer pautas de comportamiento sensibles con sus usos y costumbres, lo que ha puesto en riesgo su crecimiento en ese mercado e incluso ha forzado la salida del país.
Por “salud y seguridad” entendemos aquellas acciones que garantizan la salvaguarda de la salud y de la seguridad de todos aquellos afectados por las operaciones directas e indirectas desarrolladas por la organización.
- Foco internacional. Una empresa internacional debe ser muy consciente de que las pautas de salud y seguridad del país de origen no tienen por qué ser las mismas que las del país de llegada. Prestar atención no solo a la normativa sino a los hábitos del país de llegada es crucial para minimizar dichos riesgos.
- Algunas recomendaciones. La más válida en estos casos siempre es optar por las normas y hábitos de mayor exigencia. Si se sale de España a un país con menores requerimientos legales en dichos aspectos, no es aconsejable únicamente tener en cuenta dichas normas, sino seguir manteniendo las de origen, lo que no solo salvaguarda a la empresa sino que puede posicionarla por delante de sus competidores, obteniendo argumentos de venta diferenciada..
Por “preservación medioambiental” entendemos el cuidado del entorno natural y los ecosistemas existentes en el desarrollo de las operaciones empresariales, así como el desarrollo de procesos ecoeficientes en el uso de los insumos. Esta área incluye medidas de reciclaje, el desarrollo de tecnologías ambientalmente amigables o la capacitación dada a grupos involucrados sobre cuestiones ambientales.
- Foco internacional. A pesar de lo que pueda parecer, en regiones menos avanzadas que Europa, como por ejemplo América Latina, existen fuertes movimientos ciudadanos dispuestos a dar fe pública por numerosos medios si una empresa no actúa conforme a dictados medioambientales básicos. La existencia de recursos naturales y de una naturaleza rica en numerosos aspectos ha provocado un orgullo por la tierra que quizá no existe en otros lugares y “atentar” contra ella en cualquier forma puede provocar un amplio rechazo social, político y como consecuencia, comercial.
- Algunas recomendaciones. Analizar las leyes medioambientales locales así como la existencia de sellos o certificaciones y actuar conforme a ellas siempre es un escudo protector ante errores ambientales que puedan poner en riesgo a la empresa.
Por “ética en la cadena de suministro” entendemos las acciones para garantizar que los procesos de compras, logística de entrada, operaciones y logística de salida no afectan negativamente a las partes implicadas. Esta área abarca desde la apertura universal para realizar compras hasta la identificación y trazabilidad de los productos, pasando por el pago justo a proveedores o el análisis del ciclo de vida.
- Foco internacional. La mayoría de las empresas que actúan internacionalmente entran en una cadena de valor internacional en cuanto al suministro y relación con proveedores locales en mayor medida que las nacionales, lo que incrementa el riesgo operativo y reputacional. Fallos en dicha cadena de suministro o errores cometidos por los proveedores o subcontratados pueden y de hecho dan al traste con operaciones y empresas perfectamente viables en sus modelos de negocio.
- Algunas recomendaciones. Establecer un código de comportamiento con los proveedores que determine sus derechos y nuestras obligaciones ayudará tanto a garantizar nuestras operaciones como a apoyar aquella licencia social de la que se ha hablado previamente.
Fuente: icex.es