Este año 2017, hemos notado algunos de los efectos de la contaminación atmosférica, agravada por la escasez de lluvias:
La contaminación atmosférica supuso uno de los principales problemas de la capital española donde, durante 2017, se han registrado más de 20 episodios de alta contaminación con los niveles de dióxido de nitrógeno por encima de los límites recomendados para la salud humana. A lo largo de este año también superaron el límite de partículas en suspensión, establecido en 50 microgramos por metro cúbico, otras muchas ciudades del territorio español, según datos de Ecologistas en Acción.
Sin embargo, sólo Madrid y Valladolid han aplicado hasta ahora restricciones al tráfico para combatir la contaminación.
La situación no ha sido tan grave como para que se activara la fase 3, con circulación alterna de vehículos con matrículas pares e impares, ni la 4, con limitación al 50 % del tránsito. En el caso de Valladolid, la corporación municipal prohibió circular por el centro de la ciudad y limitó la velocidad en su casco histórico.
El pasado 1 de diciembre, entró en vigor también en Barcelona un protocolo contra episodios de contaminación atmosférica que incluye restricciones, aunque la directora general de Calidad Ambiental y Cambio Climático de la Generalitat de Cataluña, Mercè Rius, aseguraba que este problema sólo se presenta una media de tres días por año.
La mayoría de las ciudades afectadas niega haber alcanzado niveles peligrosos de alerta o asegura que únicamente se trata de picos puntuales atribuidos a episodios específicos.
Entre los factores que generan problemas de polución figuran las emisiones de calefacción en los hogares, las de la agricultura y sus residuos o las de la industria y centrales eléctricas.
Sin embargo, el informe sobre calidad del aire elaborado por la Agencia Europea de Medio Ambiente apunta al tráfico rodado como uno de los mayores emisores de contaminantes atmosféricos de Europa, por lo que recomienda una reducción muy sustancial del uso del coche. El informe de la Escuela Nacional de Sanidad que recoge datos de todas las provincias españolas durante el período 2000/2009 cifra en 2.683 las muertes prematuras provocadas en España por la contaminación de partículas en suspensión.
El estudio de Carga Global de Enfermedad 2017 en cuya elaboración participó el Instituto de Salud Global de Barcelona afirma que la exposición a contaminantes ambientales causa al menos 21.000 muertes al año en España. Asociada popularmente a problemas circulatorios y respiratorios, la contaminación también puede desencadenar partos prematuros y generar párkinson o cáncer de mama y estómago, según el investigador del Instituto de Salud Carlos III Julio Díaz.
No debemos olvidar la contaminación lumínica ya que, como ha recordado el doctor en astrofísica Alejandro Sánchez, el derroche de luz eléctrica ha convertido a España en el mayor foco de contaminación lumínica en Europa.
Fuente: ambientum