Ya no basta con transparentar toda la cadena en la vida de un producto para llegar a mercados internacionales. Ahora se exige además, que cada eslabón se comporte de manera responsable con el medioambiente, las comunidades, los trabajadores y la sociedad.
Una pequeña rana verde es el símbolo con que actualmente, miles de empresas en el mundo se quieren vestir. Se trata del sello Rainforest Alliance Certified, el cual le asegura a los consumidores de cualquier parte del planeta, que los productos que está comprando han sido cultivados y cosechados usando prácticas ambiental y socialmente responsables.
Iniciativas como ésta, son parte de una tendencia cada vez más fuerte: la trazabilidad sustentable. En otras palabras, no basta con saber toda la ruta de un producto desde su origen hasta el lugar donde se comercializa. Ahora se agrega además, que toda esa cadena tenga un comportamiento responsable con el entorno.
Un ejemplo claro de esto es la certificación que té Lipton logró con la Rainforest Alliance Certified, en Kericho, Kenya. El compromiso de esta marca es que para 2015, toda la producción de té provenga de plantaciones sustentables.
Y los casos no sólo dicen relación con grandes compañías, sino también con empresas más pequeñas o asociaciones. Algo especialmente importante en un país como Chile, con una fuerte vocación a la exportación de productos agrícolas.
Es justamente lo que sucedió a fines de agosto con 34 empresas productoras de miel chilenas, que fueron certificadas por el Consejo Nacional de Producción Limpia (CPL), debido al cuidado ambiental durante todo el proceso de extracción y elaboración de miel, especialmente tomando en cuenta que uno de sus principales destinos es Alemania, uno de los países con exigencias más fuertes en cuanto a trazabilidad sustentable del mundo.
En la feria Espacio Food & Service 2014, realizada la semana pasada, la trazabilidad en general fue una de las temáticas claves que se tocaron en charlas y reuniones, ya que justamente se está transformando en un tema estratégico.
Todo tipo de productos
Pero la responsabilidad de las empresas en este proceso no solo tiene que ver con productos agroalimentarios, sino con bienes de cualquier tipo. Cabe recordar el famoso escándalo mundial a mediados de los ’90, cuando un artículo de la revista Life mostró como Nike empleaba a niños para coser pelotas de fútbol en Pakistán. Incluso, algunos tenían menos de seis años. Para rematar la polémica, el año de la denuncia (1996), la firma norteamericana aumentó sus ventas en 35,9%.
Desde ese entonces, muchas multinacionales se preocupan más aún de que la fabricación de sus productos no sólo sea responsable con el medioambiente, sino con sus trabajadores y la sociedad en general.
Por ejemplo, Unilever, posee una serie de estrictas normas a nivel internacional, que se han uniformado en varios países. “Todos nuestros productos deben contener impreso el lote de fabricación, lo que permite hacerle seguimiento desde su fabricación y hasta el fin. Esto se enmarca en el Plan de Vida Sustentable de Unilever, que implica un chequeo a nivel total, de la cadena completa. Se hace seguimiento desde la generación de materias primas, con agricultores 100% certificados, su seguimiento, hasta la ayuda a los agricultores para que ellos también puedan crecer”, explica Nathalia Silva, gerente de sustentabilidad, seguridad y salud de Unilever.
Otro caso simbólico es el de Colun, que desde 2011 cuenta con la certificación ISO 140001 que le permite sistematizar los aspectos e impactos ambientales más importantes de su operación, como la generación de residuos sólidos y peligrosos, el consumo de agua y papel, el uso de energía, la gestión de productos no conformes y el tránsito vehicular.
Para realizar las certificaciones hay dos caminos, regirse por las normas y agrupaciones internacionales como SMETA (Sedex Members Ethical Trade Audit), C-TPAT (Customs-Trade Partnership Against Terrorism), GlobalGAP y EuroGAP, por nombrar algunas o bien; como comenta Suzuki, “adoptar la normativa internacional y crear políticas propias de trazabilidad sustentable. Y claramente en una economía abierta como la chilena, este tema se torna crítico”.
Fuente: prohumana.cl