Incendios, agricultura, ganadería extensiva y la explotación de la madera, son algunas de las causas más importantes de una deforestación cada vez más grave. Esto influye aumentando los efectos del cambio climático, ya que los árboles absorben el CO2, y también conlleva una grave pérdida de biodiversidad.
Origen de la certificación de la madera: FSC y PEFC
Todo comenzó con la madera tropical, y con grupos ecologistas que sugirieron empezar a tener un control sobre la explotación de la misma.
La primera definición de Gestión Forestal Sostenible surge en la Conferencia Ministerial de Naciones Unidas de Río de Janeiro en el año 1992, aunque la preocupación por la deforestación y la necesidad de controlar la extracción y manipulación de la madera había comenzado antes.
Actualmente, hay dos grandes tipos de certificaciones a nivel internacional:
FSC: Fue en el año 1990 cuando la deforestación comenzó a ser considerada un problema global, y varias empresas que consumían o producían madera decidieron reunirse en California para buscar una vía de control. Así, se decidió crear una organización global, sin ánimo de lucro, dedicada a promover la gestión forestal responsable en todo el mundo y que identificase de manera fiable la gestión de los bosques a la hora de producir productos derivados de la madera, el FSC. Debía acreditar de alguna manera un método sostenible y responsable. Así nació el Forest Stewardship Council.
PEFC: Es una organización profesional e internacional sin ánimo de lucro que promueve la gestión forestal sostenible y la certificación de las materias primas de origen forestal. Actualmente está formado por 38 organizaciones de carácter nacional en todos los continentes, y surge en 1998 como iniciativa voluntaria del sector privado forestal, que se basa en cumplir los criterios e indicadores de las Conferencias Ministeriales de las diferentes regiones climáticas.. . Es la certificación Program for Endorsement of Forest Certification.
¿En qué consisten estas certificaciones?
Estos dos tipos de certificación, tienen como objetivo asegurar que se haya producido una gestión forestal ambientalmente apropiada, socialmente beneficiosa y económicamente viable.
Esto se consigue evaluando los bosques y las empresas del sector de la madera, que se someten a esta certificación de forma voluntaria, lo que supone un valor añadido ya que garantiza el origen legal y sostenible de las materias primas. El proceso se hace mediante auditorías a las diferentes etapas del proceso, desde el bosque hasta el producto final.
Para aquellos productos forestales que no pueden acreditar el origen sostenible, la opción de al menos poder garantizar su origen legal, en este caso estamos hablando de:
La estructura de ambos certificados es muy similar y tanto PEFC como FSC son sistemas reconocidos en todas las políticas públicas de compra responsable, como la desarrollada por la EU, UK, Japón, Alemania, etc.
La principal diferencia es que FSC desde unos Principios y Criterios globales, mediante entidades de certificación acreditadas por su entidad de acreditación ASI, certifica los bosques de cualquier parte del globo, mientras que PEFC requiere la constitución de un Foro Nacional que consensue el Sistema y la Norma de Gestión Forestal Sostenible adaptada al país, siendo además necesario superar un proceso de reconocimiento mutuo para ser considerado Sistema PEFC.
¿Por qué certificar?
Entre otros, los motivos para certificar (y consumir) este tipo de madera son:
1. Una gestión forestal sostenible tiene ventajas ambientales: reduce el riesgo de incendios, evita la deforestación, conserva la biodiversidad, contribuye a mitigar el cambio climático, conserva el agua y el suelo…
2. Proporciona beneficios económicos ya que mejora la productividad racionalizando la explotación y el aprovechamiento forestal.
3. Los bosques no sólo producen madera, también corcho, leña, resinas, pastos… esto beneficia a las personas generando empleo y bienestar social.
4. Cuidar el entorno ayuda al desarrollo de zonas rurales y motiva actividades de ocio en la naturaleza.
Si queremos conservar los bosques del planeta, para que éstos continúen absorbiendo el CO2 que emitimos a la atmósfera, perpetúen el ciclo del agua evitando la deforestación, las sequías y un aumento del calentamiento global, es nuestra responsabilidad como consumidores exigir siempre su certificación.
Consumiendo productos de madera certificada, nos aseguramos de que proviene de una producción responsable y sostenible. ¿No es un motivo más que suficiente, para fijarnos en su certificación? Papel, puertas, mesas…, ¡estamos rodeados de estos productos! ¡Actúa!
Y tú, ¿te habías fijado alguna vez en la certificación de tus productos de madera?
Fuente:sostenibilidad.com