Las normas técnicas han demostrado su utilidad como herramientas cuyo objetivo es la mejora de la calidad y la seguridad. Estas normas tienen la finalidad de contribuir al aumento de la transparencia y la interoperabilidad, reduciendo al mismo costes y abriendo puertas a nuevos mercados, especialmente a las PYMES.
Estas normas, cuya aplicación es voluntaria parten de las iniciativas del sector industrial y siguen el ritmo marcado por los cambios económicos, adaptándose a la creciente importancia que está alcanzando el sector servicios, así como a la revolución digital.
Es importante considerar la labor que desarrollan organismos como el Comité Europeo de Normalización (CEN), el Comité Europeo de Normalización Electrotécnica (CENELEC), y el Instituto Europeo de Normas de Telecomunicaciones (ETSI) siendo organismos encargados de la actividad de normalización en Europa.
Como ejemplo de ello podemos considerar diferentes estrategias desarrolladas por la Comisión Europea en busca del desarrollo de un mercado único con la finalidad de asegurar que la normalización es un aspecto que otorga a las organizaciones un marco de referencia, permitiendo la adaptación a un entorno cambiante, respaldando el desarrollo de políticas y aportando beneficios tanto a empresas como a consumidores además de a la sociedad en general.
Este impulso permite dar respuesta eficaz a las necesidades del sector industrial en materia de normalización, y además es un elemento que sirve de garantía para consumidores y otras partes interesadas.
Por este motivo en la Unión Europea se trabaja de forma conjunta por la normalización, en busca del desarrollo de un mercado único, buscando permanentemente vías innovadoras para alcanzar estos objetivos. Por este motivo ha desarrollado diferentes normas para el siglo XXI las cuales se desarrollan considerando todas las peculiaridades del contexto y las circunstancias actuales, asi como todos los factores con influencia en la actividad de toda empresa, con la finalidad de contribuir al desarrollo de un mercado común en el que las relaciones comerciales sean cada vez más fluidas, en promoción del comercio internacional.
Esto no sería posible sin la participación de organismos de normalización europeos como AENOR, o de representantes de la industria europea, PYMES, asociaciones de consumidores, organizaciones medioambientales, la comisión y estado miembro.
Se desarrollan trabajos de manera conjunta representando un apoyo fundamental a la normalización como herramienta de apertura a mercados, aportando confianza y basándose en el valor de la normalización como elemento de valor. El objetivo de todo ello, es la mejora del sistema Europeo de Normalización, de acuerdo a aspectos fundamentales como el consenso y el carácter voluntario de las normas.
Como elemento de apoyo, es necesario considerar la importancia de la comunicación y el dialogo interinstitucional con el parlamento europeo, el consejo y el comité económico y social europeo y el comité de las regiones sobre la normalización y su aplicación en la UE, así como la contribución de las normas europeas a las políticas y la creación de empleo, la competitividad y el crecimiento.
Fuente: AENOR.